Chaquetas mentales.

Hace tiempo, en Televisa, salía un comercial sobre las telenovelas, claro, que siempre pensé que se trataba de un intento mas de la televisora por mantenernos vigente esa adicción por los churros tele noveleros; el caso es que ese comercial contaba la historia de un escritor que narraba los actos de un personaje y de pronto el personaje, tomaba vida y termina haciéndosela de pedo al escritor y le reclamaba a este que ya es real; el caso es que revisando las historietas mal trazadas que había escrito años atrás, me hizo recordar este comercial y lo hice con un grado de profundidad tan grande que me hizo pensar en lo siguiente: ¿hasta que punto uno se convierte en ese personaje que a creado o que tanto ese personaje que cuenta historias que a partir de chaquetas mentales plasma en el papel?, claro que si la base de esta tan filosófica pregunta es un pinché comercial de Televisa, pues no habría que darle tanta importancia, pero bueno cuando uno no tiene mucho que hacer pues se busca el tiempo para pensar en cosas tan profundas como estas y es que me di cuenta que durante mucho tiempo escribí historias sobre un tipo divorciado que no hacia otra cosas mas que luchar con sus crisis existenciales, un tipo adicto al sexo, que lucha con ese gusto por las cantinas sucias y siempre termina con mujeres un tanto locas.

Como siempre, le invertí un buen tiempo a esa tan existencial pregunta y después de mucho pensé: si, si puede que sea adicto al sexo, solo que no tengo tanta suerte con las mujeres como para mantener mi adicción, el gusto por las cantinas sucias lo tengo y aunque esos lugares acuden mujeres un tanto locas, aun así me sigue faltando la gracia y sobre todo el dinero para mantener esas supuesta primer similitud; así que solo tengo lo del divorcio y las crisis existenciales, pero bueno solo se trata de chaquetas mentales, además que se puede pensar cuando tienes un hormiguero en tu nuca.