Ayer desperté, con un dolor extraño,
Algo fuera de lo común
Mientras me dirigía al baño, intentaba resolver el misterio u origen de este, intente varias cosas para lograrlo, como el encontrar una explicación a ese dolor en el tema de mi sueño, lo cual me llevo a recordarte de nuevo con esa sonrisa clara;
Pero no era suficiente; El dolor seguía ahí y sin ninguna pista; era como una punzada interminable, latente;
Como esa imagen tuya, esquivando piropos de manera acrobática
El día seguía su curso y el dolor no me dejaba; de igual manera tu recuerdo, esta vez con el cabello sujetado de una manera que evocaba un recuerdo infantil.
Después de una jornada digna de cualquier burócrata de mi calaña, llegue a mi casa y después de una cena ligera me acosté en mi cama; fue hasta entonces que me di cuenta de que ya era hora de cambiar de cambiar de colchón, aunque prefiero seguir pensando que es tu recuerdo el que me jode la espalda.
Etiquetas: Larga vida a la letra forzada.